domingo, 20 de julio de 2014

CNN y la guerra de baja intensidad (en Venezuela)

Presentamos este capítulo del recientemente editado libro "Una revuelta de ricos", el último trabajo del periodista Modesto Emilio Guerrero sobre la situación en Venezuela.

En esta parte de "Una revuelta de ricos", inédita en formato digital, el periodista caribeño residente en Argentina analiza la guerra mediática que lleva adelante la prensa internacional, fundamentalmente la cadena norteamericana CNN en español, arremetiendo constantemente contra el gobierno bolivariano de Venezuela, donde la falsificación y manipulación emocional son el instrumento, acompañadas por la repetición y reproducción simultánea.





 
CNN y la guerra de baja intensidad

A la burguesía venezolana y al gobierno de Estados Unidos no les importa un pedazo del gobierno, ellos buscan la totalidad del régimen político y el aparato de Estado. Sin esos instrumentos no pueden acceder al control de PDVSA y los yacimientos petroleros. Eso no les impide usar alguna consigna social para legitimarse de vez en cuando, según la ocasión y la prensa, como hacen cuando los periodistas les pregunta por qué están en las calles y responden nerviosos que la inflación es muy alta. El Alcalde de Chacao, el Municipio, el más rico del país, ubicado al este de Caracas, despejó todas las dudas con estas palabras sinceras: “Nosotros no estamos en la calle para encontrar harina-pan, salimos para sacar a este gobierno”.

La oposición y Washington tienen dificultad para convencer al mundo de que Nicolás es un autócrata como Kadaffi, o un tirano como Mubarak. Acuden a la falsificación de imágenes de alto impacto emotivo para legitimar las acciones anti democráticas. Unas muestran las calles plagadas de violencia, mucha violencia. Otras muestran las quemas de todo lo que se pueda, porque la candela produce sensación de esastre. Una tercera serie de imágenes debe mostrar barricadas. Estas sirven para convencer al mundo de que ese país vive una quiebra del poder territorial, que se ha convertido en inviable” y debe ser socorrido por una misión internacional. Haití es uno de los ejemplos. Una cuarta magen repetida es la muerte. La muerte como imagen. Sin ella, todo informe periodístico queda sin remate. La técnica más usual de cadenas como la CNN es amontonar la información, y hacerlo a tal velocidad visual que se convierte en imposible discriminarla, clasificarla, racionalizarla. Eso no impide incluir alguna imagen o voz de alguien del gobierno. La velocidad visual y el contenido previo y posterior del informe en su conjunto se encargan de la tarea sucia. El impacto es demoledor. El único responsable del “desastre” presentado por las imágenes es el gobierno. Esta tramoya periodística se basa en lograr que el cerebro humano sintetice como memoria, por lo menos dos mensajes:

1. El país está lleno de violencia

2. El gobierno reprime a la “sociedad civil”

La cadena televisiva CNN en español se ha especializado en esta técnica de guerra de baja intensidad. Para ello ha tenido la mayor cantidad de experiencias revolucionarias vividas en el mundo durante los últimos 15 años. En esa medida, muchos de sus reporteros y conductores de noticias se convierten en colaboracionistas de matanzas, golpes militares, sediciones anti democráticas. Pero no tienen la honestidad intelectual e hidalguía de aquellos periodistas que desde la guerra de Crimea, se han comprometido con alguno de los bandos y han asumido las consecuencias. La primera es moral: aceptar su compromiso. La segunda, muchas veces ha sido el riesgo de sus propias vidas. La CNN y NTN24 se quejaron porque fueron echadas de Venezuela, sin asumir su compromiso abierto con uno de los bandos en lucha.

Para desencadenar el golpe del 11 de abril de 2002, el corresponsal de la CNN filmó un video a la mañana de ese día. Acto seguido “informaron” que “habían” 8 muertos en las manifestaciones opositoras de las calles de Caracas. En febrero de 2014 no fue necesario filmar un documento que luego puede filtrarse, como ocurrió en 2002. Días después del golpe, el corresponsal de la CNN develó su parte en la conspiración:
Todo el escenario del 11 de abril se complica aún más si tenemos en cuenta el testimonio de Otto Neustald, quien fue corresponsal de CNN en Caracas en la fecha del golpe de Estado. Neustald asegura que los militares golpistas, antes de dar la declaración en donde llamaban a la insurrección de las fuerzas armadas y policiales, ensayaron en tempranas horas de la tarde un guion en el que aseguran que hay varios muertos a manos de francotiradores en las manifestaciones. Aunque Neustald es ambiguo en su testimonio y asegura que el gobierno venezolano lo utilizó políticamente, admite que él estuvo reunido con los militares dos horas antes de que comenzara la alocución de Chávez (3:45, pues Chávez comienza su alocución diciendo que “falta, según mi reloj, un cuarto para las cuatro”), es decir, a la 1:45 pm. El primer muerto por francotirador se registra después de las 3:30 pm, según la hora de un transeúnte que recoge el cadáver y es grabado por una cámara, que recoge el documental “Puente Llaguno: claves de una Masacre1”. Aunque el periodista no culpa a los militares insurrectos de las muertes del 11 de abril, y mantiene su postura opositora de culpar al gobierno porque era responsable de impedir el golpe de Estado (...), la pregunta de por qué los militares insurrectos sabían que iban a existir muertos y el modo en que iban a ser asesinados, sigue quedando sobre la mesa. También asegura –y de esto no se arrepiente en una rueda de prensa posterior que ofrece denunciando al gobierno venezolano- que el día 10 en la noche le avisaron los hechos del golpe de Estado con antelación y le solicitaron cubrir la noticia. Así se expresó el periodista:
“El día 10 en la noche me llaman por teléfono y me dicen Otto, mañana 11 viene un video de
Chávez, la marcha se va hacia el palacio de Miraflores, va a haber unos muertos y aparecen 20
militares de alto rango pronunciándose en contra del gobierno de Chávez y pidiéndole la denuncia al presidente. Esto me lo dicen el día 10 en la noche". (Qué pasa hoy en Venezuela, Palabras al margen, Andrés Felipe Parra, Caracas, 15/02/14)
Esta vez subieron la escala de la patraña. Los muertos son muchos más que doce años atrás (37 hasta el 29 de marzo).

Ese material “informativo” es difundido a través de las instantáneas redes sociales del sistema
mundial de comunicaciones de la Internet. Las cadenas televisivas y de diarios las reproducen sin chequear. No es necesario hacerlo cuando el medio y su enviado se comprometen con uno de los bandos, como hicieron los de la CNN, TN, NTN24, Caracol y otras agencias. La falsificación es el instrumento, el resto lo hace la repetición y reproducción simultánea. Uno de sus resultados inmediatos son las señoras antichavistas gritando llantos en los noticieros de televisión, sin saber quién mató a quién, quién arma las barricadas, y todo lo demás.

En 2002 la falsificación internacional comenzó con una imagen de la CNN y remató con otra del
canal venezolano Venevisión, la de los “pistoleros de Puente Llaguno”.
Como advierte Luis Brito García en una reciente entrevista, “La situación actual en Venezuela tiene un contexto histórico que debe ser entendido. Durante el intento de golpe previo, en 2002, las cadenas televisivas en particular jugaron un rol determinante en lo que llegó a ser un golpe mediático. Los medios se convirtieron a sí mismos en actores políticos, algo que he documentado en mi libro Dictadura Mediática [2012]. Sólo consideren, por ejemplo, como el decreto Carmona- con el cual los líderes del golpe esencialmente disolvieron la Constitución- fue firmado por representantes de los principales medios. Estos mismos medios también editaron las imágenes, historias y hechos que no se adecuaban a su narrativa. Durante el golpe, los equipos televisivos incluso llegaban antes de que los actos represivos fueran llevados a cabo por los líderes del golpe.
¿Y cuál es la diferencia?
En este intento de golpe, las cadenas televisivas han adoptado un tono diferente, pero la radio, las redes sociales y la prensa internacional están jugando un rol destacado, usando imágenes de represión en Egipto, Siria, Estados Unidos y otros países para pintar una supuesta represión en Venezuela. Observe, por ejemplo, como unos pocos cientos de estudiantes violentos vienen a simbolizar a los “estudiantes”, la “juventud” y al “país”. (Lovato, Roberto. Luis Britto García detalla el rol de los medios de comunicación en el actual conflicto en Venezuela. Reuters, Caracas 09/04/14)
Para legitimar las acciones de febrero y marzo de 2014, usaron una veintena de imágenes tomadas de sucesos en países tan lejanos como Egipto o Túnez y heridos de escenarios del año anterior en Caracas. ¿Qué código internacional regula esta conducta criminal? ¿Qué organismo de las Naciones Unidas se encarga de penar este comportamiento ilegal de cadenas internacionales de noticias?

Instalaron en millones de personas en el mundo, el impacto emotivo de un gobierno matando
indefensos estudiantes opositores. En buena medida lo lograron. Es un triunfo mediático montado sobre una gigantesca estafa construida con una sucesión de mentiras. Este twuit es un buen ejemplo:

“Al día de hoy van 3.000 asesinatos en 2, 5 meses, 1600 detenciones, 200 desaparecidos, 130 torturados, varios ajusticiados, 16 menores detenidos, hospitales técnicamente cerrados por falta de insumos, escasez de alimentos en un 40%, medicamentos en un 30%, respuestos de vehículos un 50%, etc, y el gobierno decreto en la práctica un estado de excepción ya que MAduro ordena detenciones que es competencia del poder judicial. Este es el verdadero panorama que vivimos y no las mentiras de los fanáticos comunistoides. Gracias por el apoyo de uds con sus notas de denuncias y de fortaleza.

(El Universal (@ElUniversal) twitteó a las 0:52 PM on sáb, mar 15, 2014: Foro Penal da una rueda de prensa con familiares de los detenidos y las víctimas http://t.co/hQiSTvCR8a (vía @PorHumanidad) #15M)

Develar la otra verdad, oculta debajo de esa montaña de sensaciones informativas, le costará al
gobierno bolivariano una enorme cantidad de recursos y tiempo.

Tiene razón el intelectual y diputado chavista Earle Herrera cuando declaró el 15 de febrero que “Venezuela está frente a una guerra mediática nacional e internacional, que busca descalificar y desacreditar su Gobierno y el país mismo. Es una campaña nunca visto en este país. Esas campañas, alentadas por la derecha venezolana y por agentes externos, buscan dar traste con la Revolución Bolivariana, y es por ello, agregó el parlamentario, Hugo Chávez y Nicolás Maduro han sido los presidentes más atacados” (Asamblea Viva, canal ANTV)

Es una batalla medio difícil, entre otras razones, porque la contra información no fue debidamente acompañada por los gobiernos amigos de Venezuela. Pero también debido al criterio informativo usado por el sistema de medios oficial. Si lo medimos por VTV-Canal 8 y por Telesur, la realidad fue escindida, en sentido inverso a lo que hicieron NTN24 y la CNN. Estas cadenas mostraban las imágenes del desastre para culpar al gobierno de “la represión”. El sistema de medios oficial prefirió no mostrarlos hasta el día 19, imposibilitando la explicación cualitativa del suceso, sus responsables, la cadena de causas que condujeron a la revuelta.

Este error, es apenas, un efecto en el terreno periodístico, de dos fallas conceptuales. Una, no haber previsto lo que estaba previsto y dejarse asaltar por los hechos cuando estos ya eran irreversibles. La otra fue haber establecido la defensa desde la estrategia del “desgaste”. No haber informado correctamente fue instrumental en la estrategia política. Ambas fallas contienen el mismo error de caracterización del fenómeno. Un diagnóstico equivocado puede conducir a una medicina inadecuada.

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