martes, 4 de agosto de 2015

El sitio Vevo busca expandirse en América latina

Hablar de televisión como si nada hubiera ocurrido en los últimos diez años es anacrónico e imprudente. Hablar de música como si nada hubiera ocurrido en la última década, también. Por lo menos en lo que respecta al costado “negocio” de ambos campos, la aparición del universo digital ha dado vuelta como un guante las relaciones entre arte e industria de un modo que nadie hubiera pensado hace un cuarto de siglo. La complementación total entre televisión, comunicaciones e Internet –que muchos esperaban para mediados de la década pasada– hoy es un proceso que se lleva a cabo de modo constante. 

Y en ese contexto, lo que importa es atraer usuarios. Por eso es que el sitio de videos musicales Vevo planea lanzar finalmente sus canales para América latina con contenidos específicos para la región, después del más que exitoso lanzamiento, en junio de 2014, de su sitio para México. El Vevo mexicano es hoy el segundo mercado de la empresa casi a la par de Estados Unidos, con 1.400 millones de visitas para el visionado de 11.000 millones de videos servidos. El servicio también está disponible en Brasil, que es otro mercado en crecimiento constante en la medida en que crece también el acceso a la banda ancha. Pero no está disponible en el resto de los países de América latina, donde se planeaba el desembarco para 2012, especialmente por cuestiones de derechos. En efecto, el problema de quién es el dueño del contenido y cómo deben repartirse las regalías por las reproducciones permanece como una traba mayor para el crecimiento, tanto regional como global, de este tipo de servicios.

Vevo tiene una diferencia importante respecto de, por ejemplo, los servicios de streaming on demand: resulta gratuito para el usuario, porque se sostiene por la venta de publicidad. La empresa es una joint-venture entre Google, Sony Music, Universal Music y Abu Dhabi Media, y se mantiene por la venta de publicidad online. Sony y Universal se llevan las regalías correspondientes por los contenidos y los demás se reparten proporcionalmente lo que entra por avisos. Cada artista tiene su propio canal, pero además hay una señal de televisión en vivo durante las 24 horas del día. Por otra parte, Vevo tiene su propio canal en YouTube, lo único a lo que puede acceder el usuario que no vive en alguno de los territorios donde se ha instalado la empresa.

A principios de esta semana, Vevo firmó un pacto con IMS, Internet Media Services, una empresa con base en Miami que se dedica al negocio publicitario en Internet para que actúe como su representante en América latina, con la mira puesta en alcanzar ese mercado. Paralelamente, Sony –uno de los socios más fuertes de Vevo– había comprado el 51% de IMS también en busca de una mayor presencia en la región. El resultado es que se prioricen los contenidos de artistas provenientes de los distintos países donde aún Vevo no ha podido ingresar. Es cierto que sus catálogos no son absolutos: ni EMI ni Warner han cedido los suyos. De hecho, Warner firmó finalmente un pacto de difusión en Internet con MTV, es decir con Viacom, uno de los operadores multimedia más importantes de Estados Unidos.

Como fuere, el problema central de estos sistemas es que, montados sobre Internet, tienden a volverse globales. Y el problema de la globalidad es el de las legislaciones y límites dentro de cada región. Cuando se apunta a contratar artistas locales o contenidos específicos de un país, también se apunta a llegar a alguna clase de equilibrio respecto de la espinosa cuestión de los derechos. Para decirlo de otra manera: se ofrece un pago menor que el que el artista recibiría según los contratos en su propio país, pero se le asegura una difusión en un mercado muchísimo mayor. En el caso de Vevo, no deben olvidarse dos cosas: el primer mercado es el estadounidense (con el mexicano detrás) y la población hispanohablante de Estados Unidos no sólo es muy importante sino que el castellano está cerca de ser segunda lengua oficial. Y aunque existe una integración vía el inglés, también los “latinos” conservan sus propios medios y tradiciones. Ese mercado es creciente e importante, así que tener contenidos latinoamericanos significa también potenciar a los consumidores estadounidenses.

La otra cuestión es que el principal producto de Vevo son los videos musicales; es decir, contenidos breves que pueden verse en cualquier momento en cualquier dispositivo conectado a Internet. Tal modo de difusión permite una audiencia mucho mayor que la televisión tradicional, que encuentra el rato de ocio en cualquier momento y situación, y por lo tanto puede acceder a la publicidad también en cualquier momento y situación. El negocio de la TV hoy pasa por Internet: grandes series on demand para quien quiera sumergirse en ellas, material breve para formatos chicos. El resto parece encaminarse a la lenta extinción.


Fuente: Bae

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